Betania Hernandez

~Preludio~

 

De lo experimental a lo popular, los caminos musicales de Betania Hernández se abren paso desde una sonoridad que apuesta por la memoria emocional del afecto, la soledad, la cosmogonía femenina y sus laberintos sensibles. Necesidad sentimental que nos vuelve seres indesterrables, es la experiencia definitiva al entrar en contacto con la geografía musical de Betania; la belleza del mundo desplegada en instrumentos tradicionales que convocan un asombro agradecido, deletérea admiración de un misterio que no logramos descifrar con la intelección, sino sentir, y que nos hace parte íntegra de la Creación: perfecta congruencia del instante vivo más allá de lo estético donde el mundo se transforma en perfecta alabanza. La música de Betania Hernández nos invita a una relación trinitaria: arte, belleza y humanidad, como una ventana abierta para el gran aliento de la existencia, infinita y silenciosa, densa y sonora, vital e inescrutable, abismal hermosura sonara palpable en su impronta sobrecogedora, dentro del universo valorativo que la música convoca en todos y cada uno.

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~Opus~

 

La mirada brillante de Betania abre el espacio para el encuentro entrañable, el de siempre: dos amigos mediados por la belleza.

 

Betania, ¿qué impulsa y cómo se inicia tu vínculo con la música?

Mi camino en la música comenzó cuando estaba muy pequeña, casi desde que tengo memoria, en mi familia no hay músicos de profesión, sin embargo, mi mamá es una persona muy musical. Y recuerdo que mi abuelo tocaba cuatro, entonces creo que hasta antes de comenzar a estudiar ya estaba rodeada de estímulos musicales.

¿Estéticamente, cómo defines propuesta sonora?

Yo creo que la libertad y la búsqueda de una sonoridad propia son mis objetivos principales ahora. Una de las cosas que más me influencian son las músicas tradicionales latinoamericanas y la música contemporánea, dos estéticas que pueden ser distantes, y sin embargo, se pueden encontrar en un punto medio.

Recordamos los encuentros en Caracas donde la música fue hilo auspicioso, reímos, la nostalgia quema, penetra lo indecible, aun así, insistimos en vivencial el fuego afectivo de la memoria.

~Fuga~

Cuéntanos sobre tu vínculo con la música en Brasil.

Bueno, tengo tres años en Foz do Iguaçu, una ciudad de frontera entre Paraguay y Argentina y estudié en una universidad con muchísimos alumnos extranjeros, creo que eso me ha permeado y permitido conocer nuevas sonoridades y culturas. De un tiempo para acá vengo estudiando música brasilera, que es un universo. De todas formas, me he encontrado en la pluralidad de ritmos y sotaques de la música brasilera.

¿Qué temas te obsesionan desde la creación musical?

Pienso que eso está muy relacionado al tiempo que se esté viviendo, o al momento emocional por el que esté pasando el creador (compositor, escritor, etc.,). En un comienzo estaba en una fase de experimentar sonoridades y recursos, ahora me he enfocado en la música popular instrumental, y algunos intentos con la composición de canciones. De todas maneras, creo que el afecto, la soledad, el paisaje (territorialidad) y la cosmogonía femenina son una de las cosas que siempre abordo.

Y la feminidad se encarna en gestos, palabras, movimientos, tal vez de una obertura polisentimental que no vale la pena definir y que recrea el rapto donde alguna vez el arte nos dijo a la cara, “serás para mí”.

 

¿Cómo han sido tus exploraciones y creaciones desde el sonido y la composición?

Como te comenté antes, comencé en una fase de búsqueda. Tengo algunas obras con elementos electrónicos, obras sinfónicas de corte más academicista contemporáneo. Y cosas que están en un punto medio. También músicas que responden a una forma totalmente popular como valses, joropos, guaranias…Creo que la inquietud me ha llevado por varios senderos sonoros.

~Tocatta~

 

¿Quién es Betania en primera persona?

Soy una mujer entusiasta, me gusta crear e intentar generar situaciones. Eso lo descubrí aquí. Soy una persona sencilla, disfruto de las pequeñas cosas, compartir con los amigos, leer y por supuesto escuchar mucha música.

 Betania es sinónimo de celebración, de fiesta, goce sonoro donde lo sencillo adquiere dimensiones espirituales. Una conversación perfectamente deviene en alabanza, un gesto imprevisto dibuja el misterio donde la belleza se hace cuerpo.

¿Como pedagogo, qué experiencias facilitas a los participantes de tus clases?

Creo que la pedagogía es una de las artes más importantes y menos remuneradas y reconocidas, al menos en algunas realidades latinoamericanas. Yo creo que lo principal es que el alumno sienta sed de aprender y retarse, también de creer en sí mismo. Un buen profesor tiene que reforzar la autoestima de sus alumnos (no al contrario). Además, como profesora me he llevado muchas alegrías y sorpresas, a la vez de proyectarme en el aprendizaje de los chicos.

 

~Réquiem~

 

¿Qué significa ser una músico migrante?

Caray, creo que esta pregunta es la más difícil. Más que un músico migrante, la migración nos cruza oblicuamente como seres humanos. Nos revuelca como en un mar de leva en la Bahía. Nos exige re-descubrirnos y ese proceso de re-encuentro me ha demorado. Aunque ha valido la pena todo el camino, hoy puedo decir que soy un músico más flexible a los cambios y dispuesta a afrontar retos con más facilidad.

 No quedamos exentos del dolor, de ser removidos por sus memorias, lejos de hacer de la vida un afán, tampoco la negación oportunista que la cultura del éxito impone.

¿En qué proyectos y propuestas trabajas actualmente?

Tengo un trío de música instrumental latinoamericana que lleva mi nombre (eso viene de una larga historia): Maria Betania Trío con dos chicos, uno paraguayo y otro brasilero. Y nos encontramos en un repertorio diverso por nuestras raíces. Acabo de terminar un proyecto en el que trabajamos todo el 2020, y trata sobre la recuperación del joropo llanero, se llama Venezuela Musical. Para el 2021 espero defender mi tesis de maestría, que trata sobre un análisis comparativo entre el son jarocho y el joropo llanero. Además del estreno de Senderos del viaje, un micro documental que cuenta historias de inmigrantes venezolanos.

María Betania Trio – Junio (Orlando Martínez)

Unas palabras finales a todos aquellos inquietos por el mundo e imaginario música.

Ánimo, mucho ánimo y empeño a quien quiera surcar los intricados caminos de la música. Y siempre recordar que es un arte para el alma, (ya lo dijo Platón). El camino puede ser largo, pero si se hace con cariño, hasta las pequeñas victorias son grandes logros. La música es encuentro, es diversión, es comunicación… en la música cabemos todos.

Nos despedimos, arropados por el frío decembrino como lugar simbólico: la metáfora de la ternura que convoca calidez, cargada de la fértil necesidad del Otro, donde sentimos que la amistad es un triunfo de la vida, despertando del letargo la mineralizada soledad donde nos creemos fin, límite, adiós sin tregua. 

Más sobre Betania Hernández:

 

Betania Hernández, Guárico, 1993. Compositora y multi-instrumentista.

En el año 2012 ingresa en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Caracas), como estudiante de la licenciatura en Composición. En 2014, funda con Leandro Limonghi, Gabriel Delgado y Daniel Oropeza, el Círculo Creativo de Música Contemporánea, donde se desempeñó como productora artística has el 2016, produciendo un total de 30 actividades en 3 años, promoviendo la música contemporánea en la ciudad de Caracas. Actualmente es licenciada en música por la mencionada universidad y cursa estudios de maestría en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana, en el Programa Interdisciplinar em Estudos Latino-Americanos, en Brasil. Sus inquietudes estéticas se orientan hacia la música tradicional latinoamericana junto al arte contemporáneo, como referentes inspiracionales como intérprete y creadora.

 

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Colaborador articulista de The Wynwood Times

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